" De una madre nacimos
los que esta común aura respirarnos;
todos muriendo en lágrimas vivimos,
desde que en el nacer todos lloramos.
Sólo nos diferencia
la paz de la consciencia,
la verdad, la justicia, a quien el cielo
hermosa, si severa,
con alas blancas envió ligera
porque serena gobernase el suelo.
Ella asegura el tránsito a la vida.
Feliz el que la cándida pureza
no turba en la riqueza,
y aquel que nunca olvida
ser polvo, en el halago del tesoro,
y el que sin vanidad desprecia el oro. "
― Francisco de Quevedo , Obras Completas de Francisco de Quevedo