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" Cerró los puños al sentir cómo aquel vacío crecía hasta amenazar con devorarlo
por entero. Contempló la negrura que era su vida y comprendió lo que llevaba
semanas negando. La amaba. La amaba de verdad. Tanto, que sin ella, su vida sería
una sucesión interminable de días estériles y noches desoladoras.
Pero Donna se había ido sin decir una palabra.
Aun así, se preguntó, si él le hubiera confesado su amor, si se hubiera
arriesgado a sufrir su rechazo y le hubiera confesado lo que sentía, ¿se habría ido?
No lo sabía. Pero, maldición, ya estaba harto de retirarse. Iba a aferrarse a la
oportunidad que se le ofrecía, la que tantas personas afortunadas daban por hecha
todos los días: la oportunidad de amar, de pertenecer a una familia.
Con paso rápido atravesó el despacho y salió por la puerta. Desfiló con paso
raudo hasta el despacho del coronel, que estaba al final del pasillo. Llamó con los
nudillos y abrió la puerta lo justo para asomar la cabeza.
—Solicito permiso para tomarme el día libre por asuntos personales, señor —le
pidió.
—Concedido —gritó el coronel hacia la puerta que ya se estaba cerrando. "

Maureen Child , The Oldest Living Married Virgin (Bachelor Battalion, #3)


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Maureen Child quote : Cerró los puños al sentir cómo aquel vacío crecía hasta amenazar con devorarlo<br />por entero. Contempló la negrura que era su vida y comprendió lo que llevaba<br />semanas negando. La amaba. La amaba de verdad. Tanto, que sin ella, su vida sería<br />una sucesión interminable de días estériles y noches desoladoras.<br />Pero Donna se había ido sin decir una palabra.<br />Aun así, se preguntó, si él le hubiera confesado su amor, si se hubiera<br />arriesgado a sufrir su rechazo y le hubiera confesado lo que sentía, ¿se habría ido?<br />No lo sabía. Pero, maldición, ya estaba harto de retirarse. Iba a aferrarse a la<br />oportunidad que se le ofrecía, la que tantas personas afortunadas daban por hecha<br />todos los días: la oportunidad de amar, de pertenecer a una familia.<br />Con paso rápido atravesó el despacho y salió por la puerta. Desfiló con paso<br />raudo hasta el despacho del coronel, que estaba al final del pasillo. Llamó con los<br />nudillos y abrió la puerta lo justo para asomar la cabeza.<br />—Solicito permiso para tomarme el día libre por asuntos personales, señor —le<br />pidió.<br />—Concedido —gritó el coronel hacia la puerta que ya se estaba cerrando.