" La memoria del sexo –y todavía más, la memoria del sexo perdido– es peor en la viveza y en la tangibilidad, en los sentidos y en el espíritu, que el sexo mismo. No hay lamentaciones bastantes, ni rabia, para dolerse por completo de ese paraíso del mal, de ese tóxico sombrío de piernas, de vientres, de senos, de respiraciones, en que el recuerdo se quema. "
― José Revueltas , Los muros de agua