Home > Author > Steven Saylor >

" Hace unos días estuve en el Foro Boario. Había una larga cola de hombres y mujeres con los vales para comprar su ración de cereales. ¿Y a quién veo en la fila pacientemente si no a ese viejo sapo de Pisón Frugi? —¿A Pisón Frugi? ¡No puedo creerlo! —¡Precisamente, al senador que con más vehemencia se opuso al establecimiento del subsidio para los cereales! Me quedé mirándolo boquiabierto un buen rato y al final le pregunté: «¿Cómo te atreves a beneficiarte de una ley a la que con tanta fuerza te opusiste?». —¿Y qué te dijo? —El viejo miserable me miró pestañeando y luego hizo un mohín. «Si ese ladrón de Cayo Graco me hubiera robado todos mis zapatos para repartirlos entre los ciudadanos y la única manera de recuperarlos fuera haciendo cola con todos los demás, lo haría, por una simple cuestión de principios. Lo que ése hace es sisar del tesoro para comprar cereales para sus acólitos. ¡De modo que sí, haré cola porque quiero recuperar todo lo que sea posible!». Cayo movió la cabeza. —¡Increíble! ¿Te has percatado de que los hombres que protestan con más fuerza contra los beneficios públicos siempre acaban abriéndose camino a empellones para ponerse en primera fila cuando esos beneficios se reparten? —¡Es exactamente lo que yo pensaba! "

Steven Saylor , Roma (Roma, #1)


Image for Quotes

Steven Saylor quote : Hace unos días estuve en el Foro Boario. Había una larga cola de hombres y mujeres con los vales para comprar su ración de cereales. ¿Y a quién veo en la fila pacientemente si no a ese viejo sapo de Pisón Frugi? —¿A Pisón Frugi? ¡No puedo creerlo! —¡Precisamente, al senador que con más vehemencia se opuso al establecimiento del subsidio para los cereales! Me quedé mirándolo boquiabierto un buen rato y al final le pregunté: «¿Cómo te atreves a beneficiarte de una ley a la que con tanta fuerza te opusiste?». —¿Y qué te dijo? —El viejo miserable me miró pestañeando y luego hizo un mohín. «Si ese ladrón de Cayo Graco me hubiera robado todos mis zapatos para repartirlos entre los ciudadanos y la única manera de recuperarlos fuera haciendo cola con todos los demás, lo haría, por una simple cuestión de principios. Lo que ése hace es sisar del tesoro para comprar cereales para sus acólitos. ¡De modo que sí, haré cola porque quiero recuperar todo lo que sea posible!». Cayo movió la cabeza. —¡Increíble! ¿Te has percatado de que los hombres que protestan con más fuerza contra los beneficios públicos siempre acaban abriéndose camino a empellones para ponerse en primera fila cuando esos beneficios se reparten? —¡Es exactamente lo que yo pensaba!