" El Espíritu Santo cubre el presente, aunque sea caótico, como seno del bien. Con el Espíritu Santo se mira a la potencialidad de las cosas y se las valora; el maligno, o nos obsesiona con una idea y no con la realidad, o, con más frecuencia, nos estimula a rechazarlo todo. "
― , L'arte di ricominciare