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" Estos revolucionarios de otros tiempos han envejecido, pero no parecen
cansados. Ignoran lo que es la irreflexión. Su moral es silenciosa, pero no
permite la ambigüedad. Están familiarizados con la violencia, pero miran con profunda desconfianza el gusto por la violencia. Son solitarios y
desconfiados; pero una vez traspasado el umbral de su exilio, que nos separa
de ellos, se abre un mundo de generosidad, hospitalidad y solidaridad.
Cuando uno los conoce, se sorprende al comprobar cuán poca desorientación
y amargura hay en ellos; mucho menos que en sus jóvenes visitantes. No son
melancólicos. Su amabilidad es proletaria. Tienen la dignidad de las personas que nunca han capitulado. No tienen que agradecerle nada a nadie. Nadie los ha «patrocinado». No han aceptado nada, ni han gozado de becas. El bienestar no les interesa. Son incorruptibles. Su conciencia está intacta. No son fracasados. Su estado físico es excelente. No son hombres acabados ni neuróticos. No necesitan drogas. No se autocompadecen. No lamentan nada. Sus derrotas no los han desengañado. Saben que han cometido errores, pero no se vuelven atrás. Los viejos hombres de la revolución son más fuertes que el mundo que los sucedió. "

Hans Magnus Enzensberger , El corto verano de la anarquía: Vida y muerte de Buenaventura Durruti


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Hans Magnus Enzensberger quote : Estos revolucionarios de otros tiempos han envejecido, pero no parecen<br />cansados. Ignoran lo que es la irreflexión. Su moral es silenciosa, pero no<br />permite la ambigüedad. Están familiarizados con la violencia, pero miran con profunda desconfianza el gusto por la violencia. Son solitarios y<br />desconfiados; pero una vez traspasado el umbral de su exilio, que nos separa<br />de ellos, se abre un mundo de generosidad, hospitalidad y solidaridad.<br />Cuando uno los conoce, se sorprende al comprobar cuán poca desorientación<br />y amargura hay en ellos; mucho menos que en sus jóvenes visitantes. No son<br />melancólicos. Su amabilidad es proletaria. Tienen la dignidad de las personas que nunca han capitulado. No tienen que agradecerle nada a nadie. Nadie los ha «patrocinado». No han aceptado nada, ni han gozado de becas. El bienestar no les interesa. Son incorruptibles. Su conciencia está intacta. No son fracasados. Su estado físico es excelente. No son hombres acabados ni neuróticos. No necesitan drogas. No se autocompadecen. No lamentan nada. Sus derrotas no los han desengañado. Saben que han cometido errores, pero no se vuelven atrás. Los viejos hombres de la revolución son más fuertes que el mundo que los sucedió.