" ... éramos representantes de una nación aérea, de un no-lugar, de una especie de fantasía animada. Nos enseñaron a estar orgullosos de un universo que no nos pertenecía, a citar los pensamientos ejemplares de héroes decimonónicos que no nos decían nada pero que sonaban bien y complacían la ética diletante de una generación que se propuso pasar desapercibida, que nunca se preguntó nada. "
― Eduardo Sánchez Rugeles