" En cuanto a mí, aprendí una gran lección con aquella victoria. Una lección que Toni me había estado taladrando desde hacía años, pero que hasta entonces no había comprendido cuánto era cierta. Aprendí que hay que perseverar siempre, que por muy remotas que parezcan las probabilidades de ganar, hay que pujar hasta el límite de las propias fuerzas y probar suerte. Aquel día en Melbourne me di cuenta, con más claridad que nunca, de que la clave de este deporte se encuentra en la mente; y si se tiene la mente despejada y fuerte, se puede vencer casi cualquier obstáculo, incluido el dolor. La mente pude vencer a la materia. "